lunes, 21 de septiembre de 2009

Tal vez ella estuvo allí

No sé quién es, cómo se llama, su edad o si estudia o trabaja. Apenas recuerdo el instante en que la fotografié. Era el segundo día en Cuba. Paseábamos en un carruaje por las calles más desfavorecidas de La Habana Vieja. El cochero, tras un rato regateando, accedió a prolongar el paseo ‘oficial’ y sumergirnos en los barrios marginales, los que se quedan fuera de la ruta pensada para los españolitos que traen las divisas.

Fue allí, en aquella esquinita de Cuba, donde apareció. A simple vista parecía simplemente una chica muy guapa. Giré la cámara mientras el carro avanzaba al trote de los caballos y pulsé el botón. Tras medio curso de fotoperiodismo, reconozco que no fui capaz de controlar la luz ni el enfoque. El encuadre, queda claro, tampoco fue el buscado.

Sin embargo, es la foto que con más cariño guardo del viaje. No se ve la mirada –algo importante en fotografía- y no tenemos ni idea de qué ocupa su atención. Pero al mismo tiempo, dentro de sus limitaciones, habla de la gente de La Habana. Desconocida y atractiva a un tiempo, sumida en el anhelo de algo mejor y en la nostalgia de lo que pudo ser y podría ser. Ese pueblo que, así se percibió, tanto ansía aires de libertad como ama profundamente a su líder.

Ayer, los habaneros, tal vez la chica de la foto, pudieron disfrutar en la Plaza de la Revolución de unas horas de música. Ríos de tinta han corrido tanto a favor como en contra de la iniciativa de Juanes de llevar su ‘Paz sin Fronteras’ hasta la isla caribeña. Muchos señalaban que es una barbaridad, mientras para otros una oportunidad histórica y signo inequívoco de aperturismo.

Sólo fue un concierto. Y tal vez ella estuvo allí. Igual de guapa, más contenta y con la mirada al frente. Si fue así, ojalá lo disfrutara.

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