sábado, 11 de julio de 2009

Compartir el dolor

Ayer tuve uno de esos encargos que no le gustan a ningún periodista. "Subiros al tanatorio a ver si sacáis algo del chico muerto en el encierro". Y Asier y yo nos fuimos para allá. Al llegar, la verdad, no sabíamos muy bien qué hacer. La situación nos superaba. En la puerta, un grupo de personas conversaba tranquilamente. Se les veía muy tristes, pero serenos. Nosotros no sabíamos si eran familiares de la víctima, amigos, o si, simplemente, lo eran de cualquier otro fallecido.

Poco a poco, sin avasallar, como nos enseñaron en el seminario de trauma Beriáin y compañía, nos fuimos acercando. Al final, no quedaba otra que hacer nuestro trabajo. "Sé que no es el momento, pero, ¿sois vosotros amigos o familiares del chaval que ha muerto en el encierro?. Afirmativo. Allí estaban su novia, su hermana, unos amigos de Pamplona y el compañero de trabajo que se presentó en dos horas y media desde Alcalá de Henares con su mono de trabajo puesto. Vestido con ropa sanferminera comprada en el primer chino que encontró.

Buf, el nosequé que me subió por la tripa cuando se fueron identificando todavía me dura. Poco a poco, sin sacar una libreta, la conversación fluyó por sí misma. Todos accesibles, enteros -excepto su madre, rota de dolor- fueron desgranando poco a poco cómo era Daniel. Que si vitalista, que si jugaba en el equipo tal, que si le apasionaba cual...

Una conversación sencilla, con gente llana que comprendía que su novio, amigo o hermano se había convertido en el centro de interés informativo. Una auténtica lección de periodismo que nunca olvidaré. Hasta siempre Daniel.

3 comentarios:

  1. Una gran lección, compañero.

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  2. Qué complicado es intentar hacer nuestro trabajo en estas circunstancias (aunque los propios protagonistas entiendan que es lo tuyo, que no hay más) y cómo nos acecha el riesgo de caer en el amarillismo. Buena reflexión, compañero.

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  3. Bien Felones, bien. Interesante reflexión que, por cierto, me ha puesto la piel de gallina imaginando la situación. Ánimo y que cosas de estas no se repitan a menudo.

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