lunes, 21 de febrero de 2011

Del olvido al no me acuerdo



"Vine a Jalisco porque me dijeron que acá vivió mi padre, un tal Juan Rulfo". Así arranca la película Del olvido al no me acuerdo, del realizador Juan Carlos Rulfo, hijo del célebre escritor autor de las obras Pedro Páramo y El llano en llamas. La excusa para elaborar este documental -prólijo en testimonios e historias- es la búsqueda de los orígenes del director, que en su recorrido por pueblos y llanuras cuestiona constantemente: "¿Conoció usted a Juan, mi padre? En el anhelo por dar respuesta a su pregunta, la nostalgia y la memoria invaden a los protagonistas.

La excelente fotografía resalta las manos con largas uñas terrosas, los rostros cuarteados por las arrugas y los empolvados sombreros de los viejos entrevistados por Juan Carlos Rulfo, quienes dejan ver sus desgastadas encías cuando comparten sus vivencias. Pero estos testimonios no son los únicos del recorrido: en contraste con la llanura y sus fantasmales habitantes aparecen las calles del centro de la ciudad de México, donde Clara Aparicio, esposa del difunto escritor, recuerda cómo la enamoró un joven de provincia.

La historia de amor se entrelaza en la película con testimonios de escritores como Juan José Arreola o Jaime Sabines, quienes aportan momentos de amnesia y evocación a la historia que el director transforma en fragmentos vitales para la reinvención de su propia esencia. Esta película va más allá del acostumbrado documental; a pesar de que es vista por algunos como una estampa de Pedro Páramo, a mi juicio no pretende ser un homenaje a esta sino un recorrido por el amor, la muerte y, fundamentalmente, la memoria, la cual muchas veces falla permitiendo sacar a flote lo mejor de un pasado imaginario. Si no han tenido ocasión de saborearla todavía, se la recomiendo. No les defraudará. Porque en México saben hacer buen cine.

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