jueves, 19 de abril de 2012

Radiohead



Reconozco. No los conocía mucho. De oídas y eso, pero ya. Fue a mi compañero de trabajo aquí en México DF, Xavi Pons, a quien se le ocurrió la brillante idea de ir a verlos. Yo soy muy de conciertos, eso sí. Sean del tipo que sean, disfruto como un enano. El caso es que no pintaba muy bien la tarde ayer en la Ciudad. Nubarrones, lluvia, desde la oficina no teníamos claro si ir o no. Además, el papel agotado y nosotros sin entradas. Volvimos a casa a eso de las ocho. Una cervecita. ¿Por qué no intentarlo?


Metro Polanco, hasta Tacubaya, dirección Barranca del Muerto. Transbordo, dirección Pantitlán, hasta Ciudad Deportiva. Destino: Foro Sol. Despiste. Desde Tacubaya hay dos líneas dirección Pantitlán, la marrón y la rosa. Nos montamos en esta última, únicamente la primera nos hubiera dejado en Ciudad Deportiva directamente. Gracias que en el DF, pese a la infame fama que alberga en nuestra tierra, la gente común es lo más amable que uno se pueda imaginar. Rápidamente preguntamos y son varias las personas que nos explican qué transbordos hacer para llegar a nuestro destino de la forma más rápida y corta. En media horita estamos en nuestra parada. Ahí, frente al espectacular Foro Sol.


Bajamos del metro y sin salir de la estación los reventas hacen el agosto. El trajín es digno de ver. La compraventa, un arte. Tras negociar lo mejor que podemos y sabemos, traemos dos boletos en el bolsillo. En taquilla eran de 600 pesos. Los sacamos en 700. Estamos satisfechos con nuestra compra. No en vano, no teníamos la certeza de poder entrar, y ahora nos vemos ya disfrutando del concierto. Seguimos a la marabunta. Se vende de todo: tacos, tortas, tostadas, elotes, pizzas, hot dogs, hamburguesas, cervezas, camisetas, posters, todo tipo de artículos imaginables e inimaginables de merchandising... .

Tras pasar varios controles de seguridad, accedemos al recinto. Acojona. 50.000 tíos ahí arremolinados esperamos ansiosos que empiece el espectáculo. Sin quererlo, hemos llegado a la hora exacta. Apenas nos sentamos, comentamos un poco lo espectacular de la escena, arranca el concierto. El quinteto de ingleses aparece en el escenario para dar inicio con el tema “Bloom”, el cual es el sencillo de su reciente disco.

El vocalista de la banda, Thom York, enloquece al público con sus característicos movimientos al ritmo de la música, respaldada por una superproducción compuesta por más de 25 pantallas led, de las cuales 12 se mueven en cada interpretación proyectando diferentes ángulos del escenario y del grupo. Yorke dirige un saludo en español “Buenas noches México ¿cómo están?” y añade un “Hola” a los miles de fanáticos que respondemos con un eufórico grito de emoción, ávido de rock.

Vanguardistas a más no poder, continúan con los temas “15 sleep”, “Airbag”, “Staircase” y “The glooming”, que provocan gritos y aplausos ensordecedores de los miles de fans, quienes quedamos sorprendidos por la tecnología que la agrupación incluye en el escenario, el cual cambia constantemente de color y proyecta los rostros de los músicos.

A los temas “Magpie” y “Supercollider” siguen “I might be wrong”, “Nude”, “House of cards” y “Reckoner”, este último de los más ovacionados en toda la velada. “Esto es jodidamente asombroso”, menciona Thom Yorke en español, para continuar con los temas “Identikit”, “Little by little”, “There, there” y “Lotus flower” que motivan a Yorke a mostrar algunos pasos de baile psicodélicos.


Cuando los acordes de “Idioteque” se escuchan, todos los asistentes bailamos y algunos, los que se la saben, cantan uno de los más grandes éxitos de la agrupación de rock alternativo originaria de Abingdon, Inglaterra, formada en 1985, un año antes de que viera el mundo, y compuesta por Thom Yorke (voz, guitarra, piano), Jonny Greenwood (guitarras, teclado, otros instrumentos), Ed O’Brien (guitarras, segunda voz), Colin Greenwood (bajo, sintetizadores) y Phil Selway (batería, percusión).


Tras una primera despedida, los asistentes al grito de "que tiemble" pateamos el suelo y las gradas hasta lograr la vibración del suelo. Es curioso que en esta ciudad acostumbrada a los sismos éstos puedan ser provocados también por los propios ciudadanos. Minutos más tarde, y ante el clamor y júbilo de los que allí nos dimos cita, Radiohead vuelve al escenario para deleitarnos con las canciones “Separator” y “Exit music”, con las que también logra seducirnos y atraparnos. ¡Es una banda con alma!

Uno de los momentos más emotivos de la velada llega con la interpretación del himno de toda una generación “Paranoid Android”, que una vez más hace que el Foro Sol tiemble. Para finalizar, nos ofrecen las canciones “Give up the ghost”, “Planet telex” y “Street spirit”, provocando que el recinto se convierta en una gran celebración, y así dan por terminada su presentación.


Nos miramos Xavi y yo. "¡Festival!", comentamos. Conciertazo. Vemos desde nuestra privilegiada posición -en una de las partes altas de la grada- a un rebaño de 50.000 personas abandonando el recinto. Muy buena organización. Sublime espectáculo. Estamos más que satisfechos de nuestra intentona. Salimos como dos hormigas más del enorme hormiguero. Compramos un par de camisetas de la banda para recordar el día. ¡Como si pudiéramos olvidarlo alguna vez! El metro ya está cerrado. Nos toca agarrar un taxi. El conductor es un hombre mayor, de unos 60, agradable. Nos cuenta que su mujer trabaja en los conciertos en el Foro Sol vendiendo pizzas para Domino´s. Él, además de taxista, vende hamburguesas en los partidos del América y del Cruz Azul. Si vamos a ver un partido dice que nos invita a unas. ¿Quién sabe? Si eso os lo cuento... . Mientras tanto, les invito a que disfruten de esta última canción. ¡Qué delicia! ¿No?

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