miércoles, 16 de mayo de 2012

Carlos Fuentes

Actuando en 'La escondida entre magueyes', foto de Juan Rulfo.
"Soy Escorpión y nací un 11 de noviembre, como Kurt Vonnegut, Dostoievski y Brigitte Bardot. Del año 1928, como Gabriel García Márquez", así se presentó un noviembre Carlos Fuentes ante un auditorio de estudiantes y profesores de la universidad de Brown (Rhode Island). Fuentes había sido invitado a cerrar dos jornadas de debates sobre la relaciones entre América Latina, Estados Unidos y España con la lectura de un capítulo de la entones recién traducida al inglés 'Los años con Laura Díaz' y había elegido el pasaje que más podía llegar a un auditorio estadounidense: la visita a Detroit, en 1932, de Frida Kahlo y Diego Rivera para que el muralista decorara el Detroit Institute of Arts a petición de Henry Ford. El arte de México en la cuna del automóvil.

Antes de la lectura, el novelista y ensayista hizo un recorrido por su biografía personal e intelectual. Explicó cómo le habían nacido en Ciudad de Panamá porque su padre, diplomático destinado entonces en la zona del canal, era un nacionalista mexicano que no podía soportar la idea de que su hijo viera la luz bajo jurisdicción de la bandera de las barras y las estrellas. Un guiño del destino acabó con la familia Fuentes Macías en Washington, donde el niño vivió ocho años y fue al colegio. Su educación en inglés era complementada en las vacaciones con viajes a México, donde le esperaban el colegio en español y dos abuelas a las que Fuentes dijo que debía la memoria en que se funda Laura Díaz.

Con 15 años llegó a Argentina, procedente de Chile, antes de volver con 16 a México. Un padre comprensivo le permitió tomarse el año argentino como sabático porque al hijo le repelía la educación que ofrecía un régimen partidario del Eje: "Fue un tiempo para el tango, las damas y Borges". "Leer a Borges me hizo ver las posibilidades enormes de la lengua española", explicó Fuentes en Brown. ¿Borges, el más anglófilo de los escritores en español? ¿Convertir en ciudadano del territorio de La Mancha a un escritor en ciernes que lo mismo podía escribir en inglés que en español? "Sí. A mí los insultos que me importaban eran en español. Que me llamaran son of a bitch me daba igual, pero no soportaba que me llamaran hijo de la chingada”.

De la imbatible rotundidad berroqueña del español a la hora de los insultos a la amalgama y mestizaje enriquecedor de la lengua ya visible desde La región más transparente, su primera novela, de 1958. "Las lenguas se crean y se nutren de la comunicación y del contagio mutuo. Elimina del castellano las palabras de origen árabe y te quedas sin alcachofa, sin almohada, sin azotea, sin alberca, sin naranjas, sin limones... sin muchas otras cosas que nos gustan", dijo entonces en una entrevista en EL PAÍS. "La lengua inglesa es muy receptiva de las otras y por eso es la lengua occidental más rica. La española, que es la segunda lengua occidental más hablada, está admitiendo constantemente impurezas, neologismos, anglicismos, galicismos... Yo lo fomento y lo procuro. No creo en la pureza, ni de las lenguas, ni de las costumbres, ni de nada. Vivimos en un mundo impuro y eso es digno de celebrarse".

*Publicado en El País por Ricardo Martínez de Rituerto.

Carlos Fuentes.
El escritor mexicano Carlos Fuentes, autor de una veintena de novelas, entre ellas Terra Nostra y La muerte de Artemio Cruz, falleció ayer en la Ciudad de México a los 83 años, tras ser hospitalizado de manera repentina por sufrir una "hemorragia masiva", según fuentes médicas y de su casa editorial.

Fuentes fue un intelectual extraordinario que cuestionó a su país por ser incapaz de construir una democracia más auténtica y desde la literatura encaminó a la narrativa en lengua española hacia la modernidad. Crítico del nacionalismo oficial mexicano, cosmopolita, Fuentes -nacido en Ciudad de Panamá, Panamá, 1928, de padres mexicanos- ejerció una notable crítica contra su país, invocando su incapacidad para convertirse en una sociedad moderna y empeñado en desvelar los misterios del alma mexicana. Su concepción de la lengua era "como un río caudaloso a veces, apenas un arroyo otras, pero siempre dueño de un cauce (...), toda una profusa corriente de oralidad entre dos riberas: la memoria y la imaginación".

Amante del idioma en que escribía, llegó a decir que su lucha por conservar el español duró toda su niñez, pues estuvo "a punto de perder su idioma nativo cada veinticuatro horas". "El idioma quería decir para mí nacionalidad: era un conjunto opresivo de significados sujetos siempre a lucha, a reconquista", apuntó.

Considerado el fundador de la novela modernista en México, el intelectual cursó estudios superiores en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra (Suiza). Admirador de autores como los británicos D.H. Lawrence y Aldous Huxley, Fuentes consideraba pertinente la ficción para responder a las preguntas de cómo éramos y cómo seremos, y conocer el mundo desprovistos de la racionalidad. "Ni la ciencia, ni la lógica, ni la política nos darán una respuesta. Tampoco nos la dará la novela. Lo que hace la novela es plantear la pregunta de una manera equívoca, de una manera cómica, transgresora que las otras disciplinas no nos permiten", llegó a decir. A su obra narrativa el propio Fuentes la llamó la "Edad del tiempo", e incluye títulos como Los días enmascarados (1954), La región más transparente (1958), La muerte de Artemio Cruz (1962), Gringo viejo (1985), La silla del Águila (2003) y La voluntad y la fortuna (2008), sobre la violencia ligada con el narcotráfico. Entre sus ensayos destacan Cervantes o la crítica de la lectura (1976), Los 68 (2005), y La gran novela latinoamericana (2011).

Carlos Fuentes, en una imagen de 1979.
Para el crítico literario mexicano Christopher Domínguez, "la obra de Fuentes es el conjunto más complejo y variado de la narrativa mexicana", y en la misma estuvieron "todas las conquistas y tendencias de la literatura contemporánea". Domínguez destaca entre su obra la novela Terra Nostra (1975), "el único de sus libros que puede ser leído más allá del horizonte mexicano y la novela que lo sobrevivirá".

Sobre la transición que comenzó en 2000 en México con la llegada al poder de Vicente Fox de la mano del conservador Partido Acción Nacional, Fuentes dijo que el mandatario "llegó con una de entusiasmo renovador que no se podía cumplir". En ese mandato, que duraría hasta 2006, hubo según el escritor un "Gobierno holgazán" en México, que "dejó pasar el momento histórico" que le correspondía tras sacar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de 71 años consecutivos en el poder.

Entre los muchos premios que recibió destacan el Cervantes (1987), el Príncipe de Asturias de las Letras (1994), el de Biblioteca Breve por Cambio de piel (1967), y el Nacional de Literatura de México (1984).

Fuentes dejó prácticamente listos para su publicación dos trabajos, un ensayo centrado en personas que más influyeron y ya fallecieron, y una novela que verá la luz en noviembre. El primero de esos libros llevará por título Personas y es un ensayo que será publicado en junio. Fuentes tenía previsto, además, lanzar una nueva novela, Federico en su balcón, en la que planteaba un diálogo con el filósofo alemán Friedrich Nietzsche y que esperaba presentar en noviembre próximo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

*Artículo publicado en el Diario Milenio.


Me gustan estas líneas del primer capítulo de su novela 'La región más transparente', que narra la vida de la Ciudad de México y que escribió a los 25 años: 

"Tus héroes no regresarán a ayudarte. Has venido a dar conmigo, sin saberlo, a esta meseta de joyas fúnebres. Aquí vivimos, en las calles se cruzan nuestros olores, de sudor y páchuli, de ladrillo nuevo y gas subterráneo, nuestras carnes ociosas y tensas, jamás nuestras miradas. Jamás nos hemos hincado juntos, tú y yo, a recibir la misma bestia; desgarrados juntos, creados juntos, sólo morimos para nosotros, aislados. Aquí caímos. Qué le vamos a hacer. Aguantarnos, mano. A ver si algún día mis dedos tocan los tuyos. Ven, déjate caer conmigo en la cicatriz lunar de nuestra ciudad, ciudad puñado de alcantarillas, ciudad cristal de vahos y escarcha mineral, ciudad presencia de todos nuestros olvidos, ciudad de acantilados carnívoros, ciudad dolor inmóvil, ciudad de la brevedad inmensa, ciudad del sol detenido, ciudad de calcinaciones largas, ciudad a fuego lento, ciudad con el agua al cuello, ciudad del letargo pícaro, ciudad de los nervios negros, ciudad de los tres ombligos, ciudad de la risa gualda, ciudad del hedor torcido, ciudad rígida entre el aire y los gusanos, ciudad vieja en las luces, vieja ciudad en su cuna de aves agoreras, ciudad nueva junto al polvo esculpido, ciudad a la vela del cielo gigante, ciudad de barnices oscuros y pedrería, ciudad bajo el lodo esplendente, ciudad de víscera y cuerdas, ciudad de la derrota violada (la que no pudimos amamantar a la luz, la derrota secreta), ciudad del tianguis sumiso, carne de tinaja, ciudad reflexión de la furia, ciudad del fracaso ansiado, ciudad en tempestad de cúpulas, ciudad abrevadero de las fauces rígidas del hermano empapado de sed y costras, ciudad tejida en la amnesia, resurrección de infancias, encarnación de pluma, ciudad perro, ciudad famélica, suntuosa villa, ciudad lepra y cólera, hundida ciudad. Tuna incandescente. Águila sin alas. Serpiente de estrellas. Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más transparente del aire".


También genial su referencia al término 'chingada' en su obra 'La muerte de Artemio Cruz':

“Tú la pronunciarás: es tu palabra: y tu palabra es la mía; palabra de honor: palabra de hombre: palabra de rueda: palabra de molino: imprecación, propósito saludo, proyecto de vida, filiación, recuerdo, voz de los desesperados, liberación de los pobres, orden de los poderosos, invitación a la riña y al trabajo, epígrafe del amor, signo del nacimiento, amenaza y burla, verbo testigo, compañero de la fiesta y de la borrachera, espada del valor, trono de la fuerza, colmillo de la marrullería, blasón de la raza, salvavida de los límites, resumen de la historia: santo y seña de México: tu palabra:


“—Chingue a su madre / —Hijo de la chingada / —Aquí estamos los meros chingones / —Déjate de chingaderas / —Ahoritita me lo chingo / —Ándale, chingaquedito / —No te dejes chingar / —Me chingué a esa vieja / —Chinga tú / —Chingue usted / —Chinga bien, sin ver a quién / —A chingar se ha dicho / —Le chingué mil pesos / —Chínguense aunque truenen / —Chingaderitas las mías / —Me chingó el jefe / —No me chingues el día / —Vamos todos a la chingada / —Se lo llevó la chingada / —Me chingo pero no me rajo / —Se chingaron al indio / —Nos chingaron los gachupines / —Me chingan los gringos / —Viva México, jijos de su rechingada:


“tristeza, madrugada, tostada, tiznada, guayaba, el mal dormir: hijos de la palabra. Nacidos de la chingada, muertos en la chingada, vivos por pura chingadera: vientre y mortaja, escondidos en la chingada. Ella da la cara, ella reparte la baraja, ella se juega el albur, ella arropa la reticencia y el doble juego, ella descubre la pendencia y el valor, ella embriaga, grita, sucumbe, vive en cada lecho, preside los fastos de la amistad, del odio y del poder. Nuestra palabra. Tú y yo, miembros de esa masonería: la orden de la chingada…”.




Carlos Fuentes, 1928-2012. DEP.

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