Fueron dos horas de discusión sosegada pero muy profunda, sobre cuestiones como el derecho a decidir, la independencia, la democracia, el sujeto de decisión, las reglas del juego o el peso de la economía sobre todo ello. En el escenario, cuatro líderes de sus respectivas formaciones políticas. Y también una noticia: la confirmación de que el PSN está dispuesto a implicarse en este debate político que ha permanecido bloqueado durante muchos años. Su presidente, Román Felones, lo repitió varias veces, comenzando por su primera frase: «Estoy aquí porque el PSN debatirá allá donde le inviten sobre esta cuestión que nos parece importante».
Avanzada ya la discusión, Felones se revolvió cuando el diputado de ERC Joan Tardá le espetó que sus planteamientos eran demasiado «estáticos». «Si yo tuviera una posición estática, me hubiera quedado en casa. No habría venido a discutir con tres nacionalistas convictos, confesos y reputados. Estamos en el debate porque somos la centralidad política de Navarra, el único partido que puede dialogar con todos. Y usaremos un diálogo político sin exclusiones», dijo varias veces, mirando siempre a Pernando Barrena, representante de la izquierda abertzale.
Efectivamente, Felones se batió en solitario contra los otros tres políticos, partidarios todos ellos del derecho a decidir aunque con diferentes acentos. El presidente del PSN recurrió a todo tipo de argumentos. El central fue admitir que «el independentismo es perfectamente legítimo si es democrático», para matizar a continuación que «esto se topa con dos realidades: la estructura que no lo permite -porque establece la soberanía española- y la Unión Europea -que ni lo ampara ni lo alienta-». Concluyó que, por ello, «lo práctico» es limitarse a profundizar en el autogobierno.
En su defensa del actual marco, Felones citó numerosas constituciones de todo el mundo que también fijan la indisolubilidad estatal («Australia, Chipre, Francia, Nicaragua, México, Paraguay, Perú...»). Y alertó de que la reivindicación de la autodeterminación podría desembocar en un «riesgo de tribalismo moderno, con autodeterminaciones sucesivas». Planteó como ejemplos que Araba podría querer escindirse de la CAV, o la merindad de Tudela del resto de Nafarroa si se uniera al resto de territorios vascos... Más polémicas aún resultaron su afirmación de que Nafarroa tiene un «acotado y regulado derecho de autodeterminación», en alusión a la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución, o la mención a Quebec como modelo a seguir.
Sobre Nafarroa, Pernando Barrena le hizo ver que «esto no es cuestión de incorporarse a la CAV, que incluso puede resultar insultante; el problema es el derecho a decidir, y a hacerlo sin ninguna trampa ni traba, entre todas las opciones». En cuanto a Quebec, fue Egibar quien saltó: «Es un buen ejemplo, sí, pero para ver cómo se afrontan estas cosas con cultura democrática. Allí ha quedado sentado que existe derecho a consulta y que Canadá está obligaba a negociar lo que se decida», replicó a Felones.
La mayor parte del debate gravitó sobre el concepto de derecho a decidir y la fuerza de la democracia. Tardá fue muy vehemente al respecto: «Un compañero mío escribía el otro día que la independencia pueden ligarla al Kalashnikov; la autodeterminación, al pañuelo palestino; pero el derecho a decidir, no, esto se asocia inevitablemente a democracia». El diputado republicano aseguró que «en la FAES están histéricos, [Jordi] Pujol se ha caído del caballo y ya no ve posible un encaje en España, el PSC está reflexionando sobre el derecho a decidir, y ya tenemos en Catalunya 500 ayuntamientos por la independencia. Lo que hace años era impensable, ahora la Historia te lo plantea. Todo va muy rápido».
Con todo ello, Joan Tardá se declaró convencido de que «estamos en tiempo de mudanza» hacia la formación de nuevos estados, pero incidió en que «lo que nos hará triunfadores es la batalla de la democracia y no otra cosa. Hay que ser más demócratas que independentistas», afirmó con énfasis. Muy paralela es la concepción de Pernando Barrena. El debate había sido organizado en el contexto de los actos del quinto centenario de la conquista de Nafarroa y del séptimo de la fundación de Etxarri-Aranatz, pero el representante independentista apuntó que «la Historia no da legitimidad de por sí, la legitimidad está en la democracia. Ideas como que seremos un Estado de nuevo porque ya lo fuimos antes no van a ningún sitio si no se les suma la legitimidad democrática».
Señaló que ahí está precisamente el problema actual: «Este estatus no es algo decidido por nosotros». Añadió además que el sujeto nacional vasco fue fraccionado intencionadamente para dificultarlo más aún. «No exigimos a nadie que sea independentista, pero sí exigimos que se nos deje decidir. No hay herramienta más igualitaria que el derecho de autodeterminación o derecho a decidir», prosiguió Barrena. Egibar no se mostró tan optimista como Tardá o Barrena. Dijo no tener claro que la solución pase por el marco europeo y apuntó de hecho que «en la estructura europea solo se reconocen dos sujetos: los estados y las personas, entre medio no hay nada». En este punto apostó por «empezar a pensar y actuar como un país independiente, porque si no, no lo conseguiremos». Y abundó en la necesidad de soberanía económica tras afirmar dos veces que le parecía impresionante lo ocurrido en Italia y Grecia, donde sus presidentes han sido relevados por decisiones ajenas a las elecciones y condicionadas por los mercados. «Antes los estatus cambiaban por guerras o por matrimonios, pero ahora las guerras son de otra manera», consideró.
En este contexto general, el presidente del GBB sí se alineó con Tardá y Barrena para subrayar que la clave es la voluntad popular: «Sin personas, los territorios son solo paisajes, más o menos bonitos, pero paisajes».
Como Barrena, Tardá también rechazó los intentos de sobredimensionar el valor de los antecedentes históricos: «Hay que sacarse la Historia de encima. El mundo va a velocidad de vértigo y no podemos perder el tiempo y lamernos nuestras desgracias históricas». Se mostró muy autocrítico sobre su propio país, con frases como «hemos perdido todas las guerras con Castilla» o «el catalanismo dijo amén a la Constitución española». Pero saludó que, pese a todo ello, «van a cumplirse 300 años de la conquista de Barcelona, cuando se acabó nuestro Estado, y aquí estamos. Somos una anomalía, igual que el pueblo vasco; que en realidad no deberíamos existir por el asimilacionismo, como ocurre con los occitanos, a quienes nadie espera ya en la UE».
Como se ve, la mesa redonda no tuvo descanso ni tampoco tregua en los argumentos cruzados entre unos y otros. No siempre Felones se quedó solo frente a los otros tres contertulios. Joseba Egibar también perdió cuando puso en duda la afirmación general de que «ahora hay un nuevo tiempo. No nos engañemos. ¿Nuevo tiempo? ¿Por qué? ¿Por qué ETA ha tomado una decisión? ¿Y antes no se reivindicaba todo esto? ¿Quién decide que `ahora sí es el momento'? ¿Por qué no en 1998 o 2006?».
Felones respondió reiterando que para el PSN sí hay un nuevo tiempo, y que de hecho justifica su presencia en este debate y en todos los que se realicen. «Sin exclusiones», insistió de nuevo, tras lo que afirmó que le había satisfecho escuchar a Barrena defender planteamientos democráticos muy nítidos. El representante de la izquierda abertzale, por su parte, consideró que los recelos de Egibar responden al temor del PNV a perder la hegemonía electoral que ha tenido durante años. Y le devolvió la pregunta a Egibar: «¿Y por qué ahora no es el momento para el PNV?».
Tardá no tiene duda alguna de que es la hora, por la evolución política del mundo y también por el factor económico. Acabó con una afirmación tajante, dirigida a un Felones mucho más escéptico ante la probabilidad de cambios en el mapa: «[Josep-Lluís] Carod-Rovira habló de 2014. Y si no, será en 2015, pero ese embate democrático va a existir. Va a haber un encargo de realizar un referéndum, y eso va a ser asumido incluso por personas que tienen claro que van a votar que no. Al final no se pueden poner puertas al campo». El diputado catalán aportó otro dato clarificador: que ante el debate abierto sobre Juan Carlos de Borbón a nivel estatal, «ya no se habla de monarquía o república, sino de monarquía o repúblicas, en plural».
Ramón SOLA / ETXARRI-ARANATZ / Gara
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