martes, 18 de diciembre de 2012

Un tipo admirable

LA CARTA DE VALORES  DE KILIAN JORNET


1. Nadie nos dijo qué éramos. Nadie nos dijo que fuéramos. Nadie nos dijo que sería fácil. Alguien dijo que somos nuestros sueños. Que si no soñamos, estamos muertos.


Lucharemos por nuestros sueños, seguiremos nuestras pasiones, porque creemos que el sentido de la vida está en no seguir el camino de nadie. El sentido es trazar nuestro camino hacia lo que queremos. Y a pesar de las dificultades, aprenderemos en cada caída para poder continuar.

2. Nuestros pasos siguen el instinto que nos lleva hacia lo desconocido.

Tomar riesgos no es apostar, es evolucionar, es cambiar la persona que somos. Ser libre es ser nosotros mismos, no seguir a nadie, es tomar nuestras decisiones. Es elegir. Elegir formar una familia, elegir llegar a la cima, elegir un trabajo. En la montaña, nosotros somos los que trazamos nuestra huella, los que decidimos si bajar o no una canal, si subir una cima u otra. A veces acertamos y a veces no, pero nosotros abrimos nuestra traza en un lugar donde no hay caminos.

3. No miramos los obstáculos que hemos superado, sino los que tenemos delante.

Tenemos que aprender del pasado, sin vivir en él, coger experiencia de lo que hemos vivido y el respeto y el miedo para poder construir un futuro sólido. El pasado no es la vida que nos hace vivir. Lo que hacemos hoy no debe ser un crédito para asegurar el mañana. Viviremos cada instante del presente mirando lo que tenemos ante nosotros.

4. No se trata de ser los más rápidos, los más fuertes o los más grandes. Se trata de ser nosotros mismos.

«¿Hasta qué punto las dificultades extremas justifican medios extremos?», se preguntaba Walter Bonnati. El hombre ha demostrado que con la tecnología es capaz de construir lo que se proponga. Pero, ¿tiene algún sentido? Tenemos que aprender a vivir con menos, con lo que necesitamos para poder ser lo más humanos posible, para estar al máximo de adaptados al medio, a la naturaleza. Nuestra fuerza son nuestros pies, nuestras piernas y nuestro cuerpo, nuestra mente.

5. No somos corredores, alpinistas o esquiadores... ni siquiera deportistas... somos personas.

Las emociones compartidas no suman, multiplican. Una cima no es un punto geográfico, una fecha y un crono. Una cima son recuerdos, emociones almacenadas dentro de nosotros, son las personas que nos acompañaban o nos esperaban abajo. Nosotros mismos somos todas las personas que amamos y admiramos, que nos acompañan cuando no están presentes.

6. No estamos seguros de lograrlo, pero estamos convencidos de conquistar la felicidad.

Fracasar es no intentarlo. Fracasar es no disfrutar de cada paso del camino, fracasar es no sentir. Habrá puñetazos, habrá dolor y objetivos que quedarán lejos, pero en ningún caso podemos fracasar si el camino es pleno, aunque no consigamos la cima.

7. Con simplicidad.

Iremos a la montaña sin intermediarios, sin asistencia, sin ayudas externas, con humildad, sin querer ser superiores a la montaña, porque sabemos que es mucho más fuerte, e iremos hasta donde nos deje ir. Aprenderemos a convivir con el mundo real, el de las rocas, las plantas y el hielo, el que hay bajo el cemento. El que estaba antes que nosotros y que estará cuando nos vayamos.

8. En silencio.

Haremos que nuestros pasos no se noten, siguiendo un camino ecológico, sin dejar nada más que nuestras huellas, que el viento borrará. La vida auténtica es la que llevamos dentro de nosotros, y es en el silencio donde nos podemos explorar a nosotros mismos.

9. Con responsabilidad.

Porque en la montaña no hay una mano para ayudarnos cuando estamos en peligro, no podemos abandonar el camino porque no hay camino, pero tampoco hay nadie para felicitarnos cuando consigamos lo que nos proponíamos. Porque la montaña está lejos de la hipocresía, porque la montaña es sincera. Somos responsables de todas nuestras acciones, salgan bien o mal.

10. ¿Qué buscamos? ¿Quizás vivir?

¿Cuál es el objetivo final de toda empresa, de toda aventura, de la vida? ¿Es conseguir objetivos o caminar hacia ellos? ¿Es atrapar el horizonte o descubrir los paisajes que atravesamos andando? ¿La vida es la medalla de la llegada o las emociones y sentimientos que hemos almacenado en nuestro interior? Somos hombres forjados en sueños, emociones y sentimientos.

Kilian Jornet, diciembre de 2012.

* Si te has quedado con ganas de saber más acerca de Kilian Jornet y sus proyectos, visita estos enlaces:

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